Bajo las mismas viejas estrellas,
la antigua y eterna soledad.
Voy redescubriendo caminos,
mil perspectivas de este mismo lugar.
La perpetua traición de Anteros
es ya un juego, soy su única licencia,
su acuerdo tácito y no cumplido.
Y bajo la mirada
de la ancestral luz de la Luna,
muy a mi pesar y avergonzada,
voy rebullando entre las sombras
buscando aún no sé qué.
Permito el abrazo y abrazo
con el lazo filial,
por este calor que sana
que acalla el clamor de la soledad.
Retiro mi mente de toda percepción,
y bajo las mismas viejas estrellas
junto a la ancestral luz de la Luna,
aislo al corazón azul de este mundo
para que muy a mi pesar,
siga rebullando entre las sombras
y a Eros con Anteros pueda enfrentar.