Mis ojos aún no enfocan en la penumbra, pero buscan desesperados a Nana. No quiero moverme, ellos están armados y a mí me quitaron la espada.
Se ven realmente jóvenes, ella vestida de azul con ropajes de hombre, y él con un gorro oscuro que me resulta familiar. Murmuran algo, pero hablan tan aprisa que no entiendo nada. De pronto ella se agita, recoge una vara de roble que tenía recargada en una piedra y corre hacia mí gritando "¡es una traidora!". Entonces, cuando creía ya sentir los golpes, un grito nos detiene a todos... detiene hasta al viento - ¡Jenny! - resonó en la oscuridad. Yo tirada semi inconciente, pero con una ola cálida que me cubre el pecho... esperanzada y feliz de oirle de nuevo.
Trato de levantarme, pero mi mente se pierde otra vez.